Nota: Esta crítica contiene detalles del argumento.
Ayer vi en versión original esta película de los legendarios estudios Hammer, del año 1972 (como su título permite adivinar: anno Domini 1972). "Dracula A.D. 1972" lleva en español el título "Drácula 73" por la sencilla razón de que se estrenó en España un año después de su producción.
La sinopsis de la película es la siguiente: Londres en el año 1972. El profesor Van Helsing es un prestigioso profesor universitario, experto en ocultismo, vampirismo y satanismo, que pertenece a una familia de cazavampiros que se ha estado enfrentando al conde Drácula desde hace generaciones. La nieta del profesor Van Helsing, Jessica Van Helsing, es una chica moderna e inexperta que tiene una pandilla de amigos (pseudo)hippies. Johnny, que hace de jefe de la pandilla, les propone un día hacer "algo nuevo y tan viejo como el tiempo", en concreto "una cita con el diablo", una misa negra... Los demás se lo toman como un juego y todos acuerdan reunirse esa noche para tal fin en una iglesia desacralizada. Johnny hace la misa negra y trae de nuevo a la vida al conde Drácula, quien se cobra la primera víctima: Laura, una de las chicas de la pandilla. Más tarde aparece su cuerpo y la policía, ante las extrañas marcas que presenta, que indican un ritual, consulta al reputado profesor Van Helsing. Para éste resulta evidente que se hallan ante un caso de vampirismo. No es coincidencia que Jessica se vea involucrada, pues Drácula tiene el firme propósito de vengarse de la familia Van Helsing y convertir a Jessica en su discípula, para lo cual la hace secuestrar. El profesor Van Helsing consigue descubrir a tiempo su paradero y entabla una desesperada lucha con el conde Drácula, destruyéndolo y salvando a su nieta y a sí mismo.
Para cuando se hizo esta película, el género de las películas de Drácula, que tanto éxito y años de gloria había dado a la productora Hammer desde 1958, estaba ya muy desgastado. A pesar de los intentos de los estudios Hammer por renovarse con un Drácula de los años 70 y con una historia moderna para recuperar así la audiencia que iban perdiendo, no consiguieron reinventarse y les salió una película mediocre con un guión bastante flojillo. Por ejemplo, el apellido de Johnny Alucard (el discípulo del vampiro) no podía ser menos original, no es más que un mero anagrama (trasposición de letras) del nombre "Drácula", algo que ya se venía usando en películas de Drácula desde los años 40.
Las escenas al principio con los hippies intrusos en una fiesta de alta sociedad eran innecesarias y no vienen muy a cuento salvo para introducir de esa forma a la pandilla. Seguramente la Hammer utilizó el recurso de los hippies para atraer al público joven, porque en aquella época esas cosas estaban de moda. En realidad, la pandilla de Jessica no es verdaderamente hippie, ni siquiera son melenudos. Además de los "hippies" y relacionado con éstos, el tema de las drogas (porros) también se refleja en la película, así como el conflicto generacional, que es tratado fugazmente en una conversación que tiene el profesor con su nieta. Otro tema que se trata es el del satanismo, aunque casi limitado a las escenas de la misa negra. Y como todas las películas sobre Drácula, la película trata de forma implícita la lucha entre el bien y el mal; Van Helsing se sirve de las típicas armas contra los vampiros: el crucifijo, la Biblia, el agua bendita, la plata...
En esta ocasión Drácula aparece poco y apenas tiene líneas de diálogo. Y es que a estas alturas el actor Christopher Lee ya estaba harto de interpretar a Drácula y así se lo había manifestado a la productora. Como todos sabemos, fue precisamente el papel de Drácula el que lanzó a la fama internacional a Christopher Lee en 1958, pero el actor con razón temía verse encasillado en este personaje. Con todo, al año siguiente Lee volvió a interpretar a Drácula por última vez en "Los ritos satánicos de Drácula". Hoy, a punto de cumplir los 86 años, Christopher Lee sigue haciendo cine sin parar y goza de una salud de hierro (hasta se fuma de vez en cuando un puro), pero no le gusta demasiado que se le asocie con Drácula.
Jessica Van Helsing es interpretada por Stephanie Beacham, una actriz inglesa que según su biografía es completamente sorda de un oído y parcialmente del otro. También de acuerdo a su biografía, en 1972 posó desnuda y luego dijo que lo único de lo que se arrepentía era de la peluca que llevó.
Al profesor Van Helsing lo interpreta como siempre Peter Cushing (1913-1994). En la película vemos al profesor Van Helsing vestido de forma impecable, pero esa era también la forma en que Peter Cushing vestía en la vida real. Cushing es además recordado por todos los que trabajaron con él como un hombre de gran amabilidad y muy cortés. Fue un hombre sencillo y de conducta intachable que sintió mucho la pérdida —en Enero de 1971— de su esposa, Helene, una exiliada rusa que se estableció en Inglaterra con sus padres huyendo de los bolcheviques y con la que se casó en 1943. Su pérdida le dejó desolado, y según sus propias palabras (su autobiografía) al desaparecer ella perdió "la única ilusión que tenía en la vida" y todo a lo que aspiraba era a "reunirse un día con ella". Por eso hizo tras 1971 tantas películas, para mantenerse ocupado, "matando el tiempo".
Por último, en "Dracula A.D. 1972" aparece también la modelo y actriz británica Caroline Munro en el papel de Laura Bellows (la primera víctima de Drácula). Es digno de mencionarse que Caroline Munro, a pesar de sus posibilidades y en contra de lo que se hubiera podido pensar, siempre se negó a aceptar las ofertas que le hicieron las revistas para posar desnuda, y de hecho rechazó participar en todas las películas en las que tenía que desnudarse (por ejemplo rechazó "Fuerza 10 de Navarone"); en su carrera nunca pasó del bikini y de los escotes más o menos pronunciados. Realmente digno de aplauso que una actriz tan despampanante se haga respetar al respecto y no esté dispuesta a cualquier cosa por dinero.
"Dracula A.D. 1972" fue dirigida por el canadiense Alan Gibson (1938-1987), quien también dirigiría al año siguiente "The satanic rites of Dracula" ("Los ritos satánicos de Drácula"), que es una secuela de la primera y con la que forma un díptico. Alan Gibson provenía del mundo de la TV y lo que siempre había hecho era dirigir episodios de series de TV, y eso se nota en el formato de esta película, que en su mayor parte parece casi un episodio de "Los nuevos vengadores". No hizo pues la Hammer la mejor elección poniendo a Alan Gibson al frente de la dirección.
Aparte de eso, el guión contiene algunos errores. Por ejemplo, cuando Jessica está con Bob junto a la iglesia desacralizada y lee la lápida de Lawrence Van Helsing, ella dice que éste era su bisabuelo ("great-grandfather"), cuando en realidad lo que quiere decir es tatarabuelo ("great-great-grandfather"); este error fue corregido en el doblaje al alemán. No cabe duda de que Jessica se refiere a su tatarabuelo, porque en caso contrario su abuelo tendría que tener por lo menos 100 años, pero sobre todo porque en otra escena, cuando el prof. Van Helsing habla con el inspector de policía, el profesor dice claramente que su abuelo —y no su padre— murió luchando contra el vampiro.
De la película se salvan las secuencias introductorias (las de 1872) y el enfrentamiento final entre Drácula y el profesor Van Helsing, es decir, precisamente las dos partes en que aparecen juntos —y luchando a muerte— Peter Cushing y Christopher Lee, actores que por cierto en la vida real eran íntimos amigos. El resto del metraje no es muy destacable, excepto por el hecho de que vemos algo de Hertfordshire y del Londres de principios de los 70 (Chelsea, etc.).
La película tiene algunas escenas violentas y a veces hasta gore (las escenas de la misa negra, con Johnny echando su sangre en el cáliz, no son precisamente agradables), razón por la cual está clasificada en el Reino Unido como para mayores de 18 años. Aunque la música de Mike Vickers no está mal, resulta un tanto chocante porque contrasta mucho con la música que solía acompañar hasta ese entonces a las películas de Drácula de la Hammer. Sin duda la música formó parte del esfuerzo por modernizar a Drácula.
Como curiosidad, mencionar que en la lápida de Lawrence Van Helsing, que se ve varias veces en la película, pone "Requiescat in pace ultima", y además al final del todo nos ponen a modo de epílogo la traducción de esto al inglés: "Rest in final peace" (imagen de la izqda.). ¿Pace ultima? Seguramente una invención del director o guionista, porque la fórmula habitual ha sido siempre "Requiescat in pace" (de donde se derivan las demás formas en cada idioma). También he visto un error ortográfico en los créditos al final de la película: pone "Proffessor Van Helsing"; naturalmente, "professor" se escribe en inglés con una efe.
En resumen, la película resultará interesante a los amantes de las películas de la Hammer, entre los que me cuento, pero debo reconocer que es mediocre y tiene un guión flojo, por mucho que participen Cushing y Lee.
Montag, 21. April 2008
"Dracula A.D. 1972" (1972, de Alan Gibson, con P. Cushing y C. Lee)
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Dienstag, 1. April 2008
„Screamers ‒ Tödliche Schreie‟ (1995, von C. Duguay, mit Peter Weller und Jennifer Rubin)
Vermerk: Diese Filmkritik enthält Details über die Handlung des Spielfilmes.
Gestern abend sah ich mir mal wieder „Screamers ‒ Tödliche Schreie‟ (englischer Originaltitel lautet „Screamers‟), einen Wissenschaftsphantastikfilm von 1995. Dieser Spielfilm basiert auf einer Kurzgeschichte vom berühmten Wissenschaftsphantasikschriftsteller Philip K. Dick, was schon ein gutes Zeichen ist.
Der deutsche Titel, wie gesagt, ist „Screamers ‒ Tödliche Schreie‟. Aber wieso ‒ frage ich mich ‒ soll der Originaltitel neben der deutschen Übersetzung beibehalten werden? Dies ist aber seit Jahren bei Filmnamen in Deutschland ziemlich üblich. Schreiben wir etwa „Zaragoza ‒ Saragossa‟ oder „New York ‒ Neuyork‟? Es gehört sich nicht, daß die deutsche Sprache mit so vielen unnötigen Anglizismen überflutet wird: Es ist eben lächerlich, wie in diesem Film auch manche englische Wörter in den Dialogen einfach nicht übersetzt wurden (!), z.B. „shit‟ or „damn‟. Entweder der Übersetzer war schlecht bezahlt und mußte unter Zeitdruck arbeiten, oder wollte als „modern‟ erscheinen ... Bei der Synchronisation glaubte ich übrigens immer die Synchronsprecherin Veronika Neugebauer wiederzuerkennen, die eine schöne und klare Stimme hat.
Übrigens, die Figuren im Film rauchen zuviel, um Leute aus der Zukunft zu sein; eigentlich benehmen sie sich wie Leute von 1995 ... Der Film hat Kämpfe, Abenteuer, Horrorelemente und sogar Liebe, zum Glück aber so gut wie keinen Geschlechtsverkehr, und geht um Folgendes:
Wir schreiben das Jahr 2078. Auf dem entfernten, rohstoffhaltigen Minenplaneten „Sirius 6B‟ tobt schon seit einer Dekade einen verwüstenden Krieg. Wissenschaftler haben die perfekte Waffe hergestellt: klingenschwingende, intelligente, selbstreproduzierende und -verbessernde Mordmaschinen, die als „Screamers‟ („Schreier‟ zu deutsch) bekannt sind und mit einem einzigen Zweck entwickelt wurden ‒ feindliche Lebensformen zu jagen und zu töten. Aber diese geniale und gefürchtete Waffe hat sich weiterentwickelt ohne menschliche Teilnahme und hat nun ein erschreckendes neues Ziel: Alles Leben ausradieren, diesmal ohne Rücksicht auf Uniform. Damit wendet sich die Erfindung auch gegen den Erfinder. Oberst Hendricksson (Peter Weller) ist Kommandant einer Handvoll noch lebender Allianz-Soldaten auf dem Planeten. Verraten von seinen eigenen politischen Führern und angewidert von dem Greuel dieses immerwährenden Krieges, entscheidet Hendricksson, auf eigene Faust mit dem dezimierten Feind zu verhandeln, um den Frieden zu schließen. Aber um das zu tun, wird er zuerst eine gefährliche, verräterische Einöde überqueren müssen, wo die Bedrohung von denselben Maschinen stammt, die er half zu schaffen. Auf seiner Reise trifft er nicht nur zahlreiche Gefahren und Feinde, sondern auch in einem Bunker die hübsche Jessica Hanson (Jennifer Rubin). Zu Hendrickssons Riesenüberraschung entpuppt sich letztendlich die gutaussehende Jessica als die am entwickelste Version der Menschenroboter, die perfekt menschlich aussehen und sogar bluten können. Im Gegensatz zu allen anderen Robotern will Jessica unseren Protagonisten aber nicht um die Ecke bringen, da sie sich in ihn verliebt habe ...
Interessanter Film ohne große Ansprüche. Als Wissenschaftsphantastikfilm ist er ziemlich gut und besser als viele andere Filme dieser Art, dennoch kein besonders hervorragender Spielfilm, wenn wir die wunderschönen Augen von Rubin auslassen. Um die Zeit zu vertreiben und wenig mehr.
Gestern abend sah ich mir mal wieder „Screamers ‒ Tödliche Schreie‟ (englischer Originaltitel lautet „Screamers‟), einen Wissenschaftsphantastikfilm von 1995. Dieser Spielfilm basiert auf einer Kurzgeschichte vom berühmten Wissenschaftsphantasikschriftsteller Philip K. Dick, was schon ein gutes Zeichen ist.
Der deutsche Titel, wie gesagt, ist „Screamers ‒ Tödliche Schreie‟. Aber wieso ‒ frage ich mich ‒ soll der Originaltitel neben der deutschen Übersetzung beibehalten werden? Dies ist aber seit Jahren bei Filmnamen in Deutschland ziemlich üblich. Schreiben wir etwa „Zaragoza ‒ Saragossa‟ oder „New York ‒ Neuyork‟? Es gehört sich nicht, daß die deutsche Sprache mit so vielen unnötigen Anglizismen überflutet wird: Es ist eben lächerlich, wie in diesem Film auch manche englische Wörter in den Dialogen einfach nicht übersetzt wurden (!), z.B. „shit‟ or „damn‟. Entweder der Übersetzer war schlecht bezahlt und mußte unter Zeitdruck arbeiten, oder wollte als „modern‟ erscheinen ... Bei der Synchronisation glaubte ich übrigens immer die Synchronsprecherin Veronika Neugebauer wiederzuerkennen, die eine schöne und klare Stimme hat.
Übrigens, die Figuren im Film rauchen zuviel, um Leute aus der Zukunft zu sein; eigentlich benehmen sie sich wie Leute von 1995 ... Der Film hat Kämpfe, Abenteuer, Horrorelemente und sogar Liebe, zum Glück aber so gut wie keinen Geschlechtsverkehr, und geht um Folgendes:
Wir schreiben das Jahr 2078. Auf dem entfernten, rohstoffhaltigen Minenplaneten „Sirius 6B‟ tobt schon seit einer Dekade einen verwüstenden Krieg. Wissenschaftler haben die perfekte Waffe hergestellt: klingenschwingende, intelligente, selbstreproduzierende und -verbessernde Mordmaschinen, die als „Screamers‟ („Schreier‟ zu deutsch) bekannt sind und mit einem einzigen Zweck entwickelt wurden ‒ feindliche Lebensformen zu jagen und zu töten. Aber diese geniale und gefürchtete Waffe hat sich weiterentwickelt ohne menschliche Teilnahme und hat nun ein erschreckendes neues Ziel: Alles Leben ausradieren, diesmal ohne Rücksicht auf Uniform. Damit wendet sich die Erfindung auch gegen den Erfinder. Oberst Hendricksson (Peter Weller) ist Kommandant einer Handvoll noch lebender Allianz-Soldaten auf dem Planeten. Verraten von seinen eigenen politischen Führern und angewidert von dem Greuel dieses immerwährenden Krieges, entscheidet Hendricksson, auf eigene Faust mit dem dezimierten Feind zu verhandeln, um den Frieden zu schließen. Aber um das zu tun, wird er zuerst eine gefährliche, verräterische Einöde überqueren müssen, wo die Bedrohung von denselben Maschinen stammt, die er half zu schaffen. Auf seiner Reise trifft er nicht nur zahlreiche Gefahren und Feinde, sondern auch in einem Bunker die hübsche Jessica Hanson (Jennifer Rubin). Zu Hendrickssons Riesenüberraschung entpuppt sich letztendlich die gutaussehende Jessica als die am entwickelste Version der Menschenroboter, die perfekt menschlich aussehen und sogar bluten können. Im Gegensatz zu allen anderen Robotern will Jessica unseren Protagonisten aber nicht um die Ecke bringen, da sie sich in ihn verliebt habe ...
Interessanter Film ohne große Ansprüche. Als Wissenschaftsphantastikfilm ist er ziemlich gut und besser als viele andere Filme dieser Art, dennoch kein besonders hervorragender Spielfilm, wenn wir die wunderschönen Augen von Rubin auslassen. Um die Zeit zu vertreiben und wenig mehr.
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