Sonntag, 1. Juni 2008

"Antes que el diablo sepa que estás muerto" (2007, de Sidney Lumet)

Nota: Esta crítica contiene detalles del argumento.

Esta tarde vi "Antes que el diablo sepa que estás muerto", de 2007, dirigida por Sidney Lumet; hasta ahora sólo conocía de este director "Doce hombres sin piedad" (1957). El guión está escrito por un tal Kelly Masterson, un guionista que ha escrito su primer guión con esta película. A pesar de que "Kelly" es un nombre de mujer (me viene a la cabeza Kelly Garrett, de "Los ángeles de Charlie"), Kelly Masterson por lo visto es un hombre...

Una de las características principales de "Antes que el diablo sepa que estás muerto" es que utiliza flash-backs —interrupciones en la secuencia cronológica— constantemente, una técnica narrativa que ya empleaba el legendario director David W. Griffith (1875-1948). La película empieza con una escena cuasi porno; llegué a pensar que me había equivocado de película. Tiene tantas escenas de cama que perdí la cuenta, también hay tacos y tiroteos. Cuando Andy empieza a disparar en el piso del traficante de drogas me he acordado de "Los elegidos" (1999).

La sinopsis de la película es la siguiente: Dos hermanos con dificultades económicas deciden solucionar todos sus problemas personales de un plumazo: organizan el atraco a una joyería, pero no a una joyería cualquiera, sino a la de sus propios padres. Nadie resultará herido y nadie descubrirá nunca nada, o al menos eso es lo que creen: el atraco resulta un completo fracaso, y un tercer compinche así como la madre de los hermanos resultan muertos como consecuencia. A partir de entonces la situación se les complica cada vez más y entran en una espiral de autodestrucción que resulta ser un millón de veces peor que los problemas que tenían inicialmente.

De esta película se pueden sacar diversas moralejas, por ejemplo: "Nunca hagas nada de lo que puedas arrepentirte", "quien mal anda mal acaba", "no te quejes que podría ser mucho peor". El final no es muy edificante (de hecho la película no tiene nada de moralizante): el padre se convierte él mismo en asesino asfixiando a su hijo para vengarse de la muerte de su esposa. ¿No habría sido más lógico (y ético) entregarlo a la justicia? Al padre lo interpreta por cierto el actor inglés Albert Finney, al que conozco de "Looker" (1981), donde intrepretaba a un cirujano plástico cuyas pacientes estaban siendo asesinadas, y de "Murder on the Orient Express" (1974, con Michael York), donde interpretaba al inspector Hercule Poirot. Finney interpretó por cierto en 1984 al Papa Juan Pablo II en una película para televisión, que no he visto.

Aunque reconozco que la película tiene escenas impactantes e inesperadas, está muy, muy lejos de haberme provocado la impresión que me produjeron "Carretera al infierno" (1986), "Braveheart" (1995), "Perdición" (1944) o "La naranja mecánica" (1971). La película está bien hecha, pero no la considero imprescindible, casi la compararía a "Los elegidos" (1999), que me gustó algo más.

Keine Kommentare: